LA ERA EXPONENCIAL

La virtud de pasar desapercibido haciendo tú trabajo.

Resulta curioso como cuando una era está cambiando y no somos conscientes de ello se producen más injusticias y desajustes a nuestro alrededor.

Pues eso, nos está pasando en nuestras administraciones públicas, en las cuales y en el debate sobre las cuales no hay ya ecuanímidad ni buen gusto.

Resulta triste comprobar como en administraciones conocidas se huye pavorosamente del derecho administrativo o del estado de derecho administrativo así como de empleados y empleadas públicas trabajadores, competentes, con un proyecto por desarrollar. Nos vemos arrollados por un caciquismo constante con un y yo más. Con un ascenso de los que que saben nadar en aguas revueltas. No son gratos aquellos que velan por interés general y no por el particular, lo que se preocupan y ocupan por la administración a la que sirven sin más pago por ello que abrazos.

Mientras, vemos casi una desabanda de medianias de empleados públicos correr al sol que más calienta, buscar quien te paga más dinero, cambiar de puesto como de chaqueta porque interesa o porque me enfado. Y criticar. Criticar todo: las citas previas, las opiniones de los demás, las ideas de los demás, las propuestas de los demás con una simplicidad aplastante. Sin argumentos racionales y entendibles aunque no se compartan.

Esas medianias aprovechan su propia interpretación de la ley, como un embudo, nunca a favor de la generalidad, de la sociedad sino de ellos mismos. Da igual, el puesto que ocupes: FHCN, personal directivos, administrativo, auxiliar este tipo de personas como en otros ejemplos negatios de la sociedad se ven poderosos por su capacidad de imponer los demás su criterio, válido o no pero que les interesa, que les beneficia bien porque les da más poder bien porque se creen que se lo quitan a los demás. Se hace como yo digo: Hágase.

Asistimos a la paralisis por analisis de rencillas, egos y like y me gustas gratuitos sólo por quedar bien, no solucionamos nada. La era exponencial va avanzando y no hemos logrado mejorar la situación real de nuestras administraciones. ¿para que cambiar si supone un esfuerzo?.

Asistimos por un lado a la polarización de prácticamente cualquier asunto público, como quién aboga por un conservadurismos excesivo como aquellos que viven totalmente de la Ley. Y cada vez van ganando más adeptos cada uno de los bandos, porque es más fácil que otros digan lo que tienes que pensar que pensar por si mismo. Cuando se ataca sin argumentos a compañeros, institutciones, cargos se hace desde el dogmatismo y no desde los valores.

En las administraciones públicas y en la sociedad necesitamos valores y no dogmas. Hay valores como el trabajo, la humildad, el tratar de hacer las cosas bien, el respeto, la mínima educación que prácticamente han desaparecido.

A las personas que práctican estos valores, no les compensa dado el grado de maniqueismo y maquiavelismo que hemos alcanzado. Muchos empleados y empleados a los que podia etiquetar con estos valores están cambiando, se van dirigiendo diligentemente a uno de los dos polos opuestos de todo debate: no seas técnico sé politico, este servicio público es una aberración huye de él, mira que mal está, vamos a cesar a éste y a ésta porque son demasiado independientes, no seas tonto escribe en tal sitio o en tal otro, hazte amigo de este o esta, funda un partido o una asociación, consigue ser presidente, demanda, reclama, pide favores pero no los devuelvas. Mueve a esa asociación para tus intereses: poder, premios, relevancia, ser jurado de premios, tribunales, ganar un buen pellizco de dinero, todo vale.

Ya no sirven los empleados públicos que quieren pasar desarpercibidos haciendo su trabajo, correcto, silencioso, generoso, solucionando problemas, ateniendo y dedicando tiempo porque si porque la ética del buen trabajo lo requiere. Todo esto cada vez sirve para menos, y por eso cada vez hay menos.

Cada vez cuesta más ser un buen servidor público.

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